–Ja, ja, ja…mmm…jiji –cada mañana la despertaban las cosquillitas de los bigotes blancos de la Pilu, que asomaba su hocico a la cama de Anabel entre las ocho y las ocho y cuarto, cuando la gata ya había escuchado que en la planta de abajo había movimiento y se olía el café que preparaba la … Sigue leyendo La melodía de Anabel
